Hasta las nubes son distintas. Se vienen dibujando desde hace rato para asomar sus efectos. No es el mismo resultado que se tiene cuando se nubla en las ciudades que aman el calor; calor que te abraza y no deja en paz hasta que el agua del mar o de la regadera le ahuyenta por ratos. Las nubes de lugares más fríos y de lluvia, te ayudan a simular el ambiente intelectual para fumarte un cigarro y escribir, tocar guitarra y cantar, dormir y pensar -no en ese orden-
El sol tampoco es lo mismo. En las ciudades amantes de la estrella amarilla, te sacude de un golpe en cuanto lo sientes, la ola de calor te recorre de los pies a la cabeza, ya que ni ella misma se soporta tantos números elevados en escalas de medición. Las otras ciudades el sol es un poco más benevolente, es un Dios comprensivo y lleno de amor pero no tan lleno de calor. Le gusta recordarte quién es, su poder y su extensión de dominio, pero hasta ahí. En las otras ciudades será el mismo Dios, pero su cara cambia, se enoja y nosotros -o ellos- la pagan.
Qe hermoso! <3
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